Verada Montefrío - Chaguaní |
Extraído del artículo web, Arte rupestre: el guardián de la cultura Panche de Agua de Dios Silvestre Pardo custodia 14 rocas talladas con cerca de 250 petroglifos sobre la cosmología de este pueblo precolombino. Tallado en enormes piedras sujetas a las montañas, los indígenas Panche definieron su calendario solar en 364 días al año, 14 meses y 8 horas diarias. Es ese el que Silvestre Pardo Castro decidió usar en su vida, tomando el tiempo con las sombras que da el sol en el balcón del segundo piso de su finca, que mira desde lo alto hacia los terrenos seguidos de Tocaima, Agua de Dios y Nilo, en el sur de Cundinamarca.
Sector "El guacimal" - Chaguaní |
“Los griegos cambiaron el calendario, desafortunadamente. Decían que los indígenas eran brutos, y crearon el que tenemos actualmente; un desorden, mientras que el de los indígenas era exacto". Aunque inició un estudio autodidacta de la cultura precolombina de los Panches, no volvió a su tierra hasta después de 2001, cuando la economía para los cruceros se complicó por los controles de visado reglamentados luego del atentado terrorista que derribó las torres gemelas. “Le empecé a enseñar a la gente que esas rocas no se podían pintar ni dañar, y contacté a arqueólogos para que las visitaran”.
Sector de la Vega - Chaguaní |
Toda su finca se convirtió en una especie de museo rural, que rinde un especial homenaje a este pueblo aborigen, guerrero y caníbal, que fue exterminado por los españoles durante la conquista porque no se dejaron someter. Eso detallan los libros que Silvestre guarda en su closet, y que como el arte rupestre, narra la cosmología y cultura Panche de tres generaciones prehispánicas, según estimaciones científicas.
Los exponentes de la tradición histórico-cultural se han encargado de establecer asociaciones tajantes entre las evidencias de cultura material y las áreas geográficas que corresponderían a los grupos que las produjeron. Así, se han establecido las mal llamadas “culturas arqueológicas”: territorios con límites impermeables y bien demarcados en los cuales se encuentran los vestigios “típicos” de cada cultura.
Petroglifo, sector la Vega - Chaguaní |
Al hacer un balance del arte rupestre del altiplano, encontramos que la técnica predominante es la pictografía, mientras que en el valle del Magdalena, la mayoría de las estaciones presentan petroglifos grabados. Si tenemos en cuenta que no conocemos el momento de la elaboración del arte rupestre (que pudo haberse desarrollado bien a lo largo de milenios o bien durante un periodo relativamente corto), y que las áreas en mención fueron ocupadas por diversos grupos humanos a lo largo de más de 10000 años, es imposible asignar con certeza la autoría de los grabados y pinturas sobre rocas a determinados grupos humanos y más aún, asociar esta evidencia material a las sociedades que estaban ocupando estos territorios en un momento específico del tiempo (como el siglo XVI).
Así, es posible que otros factores como la influencia del entorno en los comportamientos culturales o las interpretaciones culturales de un medio ambiente determinado, hayan influido en la forma en como se desarrolló el arte rupestre en estos dos paisajes distintos.